jueves, 21 de octubre de 2010

La sentencia.


El ruido en la roca le despertó del hastió. Quinientos años habían pasado desde que Pedró de Añasco fue capturado por los indios Tamaes, por dar muerte al hijo de la Cacica. Fue obligado a tomar un brebaje y encerrado luego. No sospechó que viviría tanto tiempo bajo la roca y su alma se deshizo en silencio. Al verlo, cubierto de pelos, Raúl Jiménez, guaquero de profesión, no dudó en dispararle y huir. La pena finalizaba tras quinientos años desde aquella tarde que, en medio de tambores, la Cacica apodada la Gaitana por los españoles,  la profirió con tal exactitud.

No hay comentarios: